sábado, 14 de julio de 2018

taller en La Plata



en agosto y septiembre estaré dando un taller experimental en Osmiórnica, una nueva biblioteca en La Plata.

Aquí pueden ver el programa de los encuentros y ponerse en contacto con los organizadores:

https://osmiornicabiblioteca.hotglue.me/?Taller%20de%20lectura%20y%20escritura%20con%20Bel%C3%A9n%20Iannuzzi

miércoles, 20 de junio de 2018

Ya no tengo bicicleta

se la regalé a mi hermana
y ella se la regaló
a un chico de la orga que
no tenía bicicleta.
Ahora camino.


El invierno pasado
lo empezamos juntos
vimos caerse el sol
como una pelota de básquet
sobre las ruinas del
Hospital Francés.

Hablabas de
tu mamá enferma
del Chaco
de los aviones
que tocaste en China
y en la fábrica de Córdoba.

Yo te escuchaba silenciosa
y sentía hacia adentro
un kundalini invertido:
a partir de ahí
todo sería luz.

Ava guaraní

En mi barrio están podando
desde las siete de la mañana
es feriado
yo como una mandarina
frente a la tarea de guaraní
y pienso en la
magia de las cosas
que hace que las cosas
no sean cosas
pienso que en Australia
ya es mañana
en mi sobrino en Australia
y en mi sobrino en Villa Urquiza
y grito mba'éichapa
frente al monitor
y una brillantina multicolor
me separa de la realidad
siento la fuerza
de las lenguas que resistieron
con su poesía y su romanticismo
por ejemplo
el ashe, el tupi, el ava guaraní
pongo de fondo
"Pájaro campana"
y bailo poseída
y cuando se termina
"Recuerdos de Ipacarai"
y sueño con ser una chica
que toca el arpa
en las orillas de una cascada
y me vuelvo cascada
arpa
lengua que resiste,
guaraní.

martes, 19 de junio de 2018

Mis alumnos escuchan k-pop

Mis alumnos escuchan k-pop
militan la legalización del aborto
hablan con lenguaje inclusivo
me preguntan en mitad de la clase
profe, ¿aborto clandestino o legal?
¿qué pensas de la eutanasia?
Mis alumnes escuchan k-pop
y trap
y hacen free style
y miran el mundial en el celular
debajo del banco.
Ayer entré en el aula
lxs saludé y dije
van a sacar el teléfono
y ver el primer tiempo
de Suecia-Panama
después di "El matadero"
y leímos en voz alta
"Cabecita negra".
Mis alumnxs escuchan k-pop
yo escucho k-pop con ellos
mientras les cuento de
las luchas territoriales
de los pueblos del Chaco salteño.

lunes, 18 de junio de 2018

Satie música pop

Estoy tan aburrida que
quiero disculparme ante
las personas modernas
por escribir poemas rancheros,
pero no quiero ser moderna 
quiero ser verdadera
y exagerada como
la banda de sonido de
"Nazareno Cruz y el lobo".
¿Qué sistema te sostiene a vos?
¿El amor
las drogas
el odio
el rock argentino
Netflix?
¿Cómo vas a poner Netflix
en un poema?
Vengo a pedirles perdón
pero es que estoy tan aburrida que
leo
y estudio
y traduzco poemas del guaraní
y canto canciones de amor
con la criolla despeinada
y no me sale la voz
no me sale la voz
¡voz! ¡vos!
El aburrimiento es
dolor viejo, dijiste,
y Satie música pop.


domingo, 3 de junio de 2018

Un día = Un poeta

Las chicas de Un día = Un poeta hicieron una selección de poemas para este domingo con sol. Gratitud absoluta por haberse adentrado en la lectura de este "Frío y seco, Pampero" y de expandirlo.


https://www.facebook.com/undiaunpoeta/posts/1745710748881386


sábado, 19 de mayo de 2018

Valparaíso

En la adolescencia
cuando este borrador no era lo que es ahora, yo
comenzaba 
tratando una balada ingenua.
Emocionalmente fieles, las palabras

daban cuenta del lugar, de un día y una noche:
Valparaíso por primera vez con diecisiete años
bajo el frío toque de queda en el jardín de una iglesia

con el pasto y el rocío hasta los huesos, sin dinero
después de los tragos y las putas en Avenida Brasil.


Héctor Figueroa (Santiago de Chile, 1969)

viernes, 18 de mayo de 2018

"Un Parque Chas para Belén Iannuzzi", presentación de "Frío y seco, Pampero", por Diego Meret

  La última vez que Belén y yo estuvimos fue en un auto. Después de una reunión me ofrecí a llevarla. Aunque no me acuerdo si me ofrecí o si ella me pidió que la llevara. El asunto fue que subimos a mi auto y pocos segundos más tarde perdimos por completo el sentido de la orientación y paseamos por toda la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Las avenidas famosas perdían su fama a nuestro paso y las esquinas era todas iguales. Con lo difícil que es dar con un callejón sin salida, nos costó muchísimo nos parar de desembocar en ellos… y respetar la correcta circulación de las calles. Belén bautizó a ese episodio como “El Parque Chas mental de Meret”, como si yo lo hubiese generado, o como si hubiese sido una extensión de mi mente. Por eso voy a titular a mi lectura del siguiente modo: “Un Parque Chas para Belén Iannuzzi”.
   Como no soy poeta y además soy un poeta frustrado, me cuesta una enormidad hablar sobre poesía, porque en el fondo no sé bien qué es poesía, aunque intuyo que tiene que ver con un secreto, con oír el secreto. De verdad que tengo que hacer un esfuerzo muy grande. Lo que podría ser un placer, en este caso hablar de una poeta que disfruto y que admiro, y de la cual soy medio fanático, termina siendo algo muy difícil. Termina siendo un Parque Chas, como dije al principio. En algún momento, creo que hace alrededor de diez años, empecé a leer a Iannuzzi, y desde ese momento la leí siempre. Yo pienso que te das cuenta cuando leés por primera vez a alguien que vas a seguir leyendo, cuando la lectura se proyecta a textos que aún no existen, a esos textos y a esa voz que se proyectan en la cabeza del lector. Debe tener que ver con eso de dar con autores que de verdad están produciendo una lengua. 
   El otro día leía Frío y seco, Pampero y tuve la sensación de estar leyendo a Belén por primera vez, o de volver a encontrarme con sus textos pero como si los hubiese olvidado, y no de estar releyendo lo que antes leí en otros libros o plaquetas. Algo parecido me pasó con la poesía reunida de otro poeta, con un escritor con el que me vincula, de la misma manera que con Belén, algún sentimiento: un sentimiento también construido en función de la literatura y de otras cosas. Dos libros de poesía reunida, de dos poetas que son antes que nada son poetas. Así que además me la pasé pensando en esta cuestión de poesía reunida. ¿Qué es un libro de poesía reunida? ¿Cuál es el sentido? ¿Por qué hay que reunir la poesía? Bueno, en el caso de Iannuzzi sí me parece que tiene sentido esta reunión. Todos esos poemas, escritos en diferentes circunstancias de la existencia de la poeta, en el libro, en este libro, encuentran un nuevo campo de acción. Como dice Belén: “yo escribo el desplazamiento”. Eso está claro. En Frío y seco, Pampero se puede ver perfectamente el desplazamiento. Porque la poesía cuando tiene verdad es desplazamiento. Es una frase que podría repetir varias veces y no haría falta nada más. Yo escribo el desplazamiento. Yo escribo el desplazamiento. En la repetición incluso hay una voluntad que desprenden esas palabras. Leyendo esta reunión de poemas nos topamos con una poética en movimiento. Se puede ver la lengua extendida de una habitada por la poesía. Apenas empieza el libro está la ruta, está el viaje y están los poemas sobre Miami. 
   A poco de empezar con la lectura me impuse una suerte de ejercicio, que consistía en ver si podía leer, seguir leyendo los poemas, como si no conociera a Belén. Y ese ejercicio provocó un efecto. De entrada recibí un impacto. Se puede hacer eso, alejarse de la autora en este caso y leer como si estuvieras leyendo un texto encontrado en la calle. O supongo que se puede hacer cuando el texto alcanza perfección o una armonía clara y no necesitás agarrarte del autor. Y te encontrás con cosas como “los perros sin dueño / que corren en los pastos / como flequillos en la arena”. Humor, descubrimiento. Si la poesía no sirve para avisarnos que hay flequillos en la arena, no se me ocurre muy bien para qué otra cosa puede servir. Abandono el ejercicio ya por la sección de los “Haikus Gordos”. O más bien se me desarma o no lo puedo sostener por la referencia a la escritura de un diario, por la aparción del diario íntimo. O por la referencia a un diario, es decir a otro texto que por supuesto no está en el libro. Es sólo una referencia. Escribo de memoria y el poema es más o menos así: “fui todo lo que dicen cada uno de mis diarios íntimos”. Y acá la poesía reunida gana fuerza, o todavía más fuerza, ya que además de poesía hay testimonio. Se solapan o van en simultáneo la autobiografía y la poética en movimiento. Y en este movimiento hay también necesidad de paisaje y de memoria como paisaje. Ya resuena esta inistencia mucho antes de que aparezca escrita, hablada, en un poema. La inistencia de necesitar un paisaje: el viaje, el movimiento, el desplazamiento es eso, es necesitar un paisaje. Es la búsqueda de un paisaje, porque se viaja para buscar un paisaje. O lo buscamos de otro modo, pero todos necesitamos un paisaje: los zorzales que se pierden después de la poda, Manuel, los globos pegoteados por el dulce de leche de las manos de los chicos… y esa joven que viaja por Noruega también. Lo necesitmos todos. Y sobre todo un paisaje noruego. Esa parte, la parte de Noruega, es magistral, y de un tipo de escritura muy simple y al mismo tiempo increíble. Otra vez aparece la escritura diarística, pero ahora no como referencia, sino como la propia escritura en el diario íntimo. Y además aparece la poeta escribiendo, una reflexión sobre el hecho de escribir. Dice: “Escribo en una habitación que mira a un bosque del que podrían salir personajes de una novela de Mankell, aunque sea sueco”. Me encanta ese juego porque, si bien es una entrada a un diario, es además un texto enmarcado en un libro de poesía, y entonces es un poema. Los persanjes pueden brotar de un bosque noruego aunque Mankell sea sueco. El paisaje está intervenido por el imaginario, por la realidad, por el hecho espiritual de escribir y por una especie de incomodidad ante ese mismo paisaje. Leo después el poema “Hacia”, cuyo título ya expresa un movimiento o la intención de ir de un lugar a otro. “Voy a vivir esta vida peregrina de la palabra”. Y yo, que no sé nada y que soy un idiota en el sentido griego del término, imagino que la poesía un poco es eso, la vida peregrina de la palabra… y que los poetas son unos dementes buscadores de oro, como los personajes de las novelas de vaqueros que amo, los que abandonan la vida y buscan la aventura de los ríos… y que van detrás de la palabra, de la vida de la palabra y que ven la vida en la palabra. 
   Ya más avanzado el libro, Belén habla de la caída de los grandes relatos, que, por otro lado, siempre son pequeños o personales, o asociados a una historia personal. Yo creo que los relatos son pequeños, pero la caída es grande. Para ejemplificar esto, se cae, en el libro, el albergue Warnes. Y el libro avanza y las palabras se siguen repitiendo y hacen de la repetición un canto, un rito. La palabra Miami vuelve a aparecer, y la palabra casa, ruta, motel, fe, pino, iglesia, río, flores, nombres de países y ciudades y más ciudades, calles, caminos, y así… yendo, una escritura siempre yendo. Una cosa que nunca abandona el libro: el movimiento. Como en este poema: “Fui hasta ahí para saber que no quería estar ahí”. Se da una situación sin salida y que genera un movimiento continuo, ya que llegar al lugar en el que no se quiere estar implica otro movimiento. En este libro los lugares son siempre puntos de partida o tierras de la memoria y se reversionan todo el tiempo.
Cierro con unos versos de Frío y seco, Pampero, el poemario de final, que hasta el momento era inédito y que da nombre al libro. “Nada se detruye / sólo cambia / de forma / el barro / las palabras / el silencio también / es movimiento”. Ahora queda celebrar toda la potencia de esta poesía que con el tiempo se fue reuniendo.





Texto leído en San Telmo, el sábado 12 de mayo de 2018

lunes, 14 de mayo de 2018

Presentación de "Frío y seco, Pampero", por Julieta Sababes


   Leo a Belén mientras escaldo tomates; mientras espero a los del servicio técnico de internet; mientras el bebé duerme la siesta. Desde hace años que leo a Belén en el subte. Una vez la leí en el supermercado Coto de la calle Honduras, en la fila del banco muchas veces. Me gustaba sacar “Los que tienen fe” en medio de la fila del chino. A veces lo llevo en la mochila sólo para que me transmita fuerzas, el poder necesario para salir al mundo exterior.
   Una vez debí improvisar, en menos de media hora, una clase para un taller de música. Tomé los libros de B sin pensar. Terminamos un poco cantando y otro poco recitando sus poemas, elegidos al azar. Distintos poemas sonando a coro a la vez. Las palabras repicaban bajo el techo del salón de clases y nadie quería que el ejercicio terminara.
   Hace días que llueve y todo está húmedo, pegajoso. La ropa que intenté lavar cuelga mojada, húmeda, mal oliente. B me dice si para la presentación de su libro no quiero escribir algo y leer en vez de cantar. Le digo que sí sin pensar porque me gusta que sienta que entre cantar, escribir y leer no hay casi diferencia.

El problema es que estoy en un período de afasia. Hace semanas que olvidé la mayoría de las palabras, quiero decir algo y nada viene a mi mente, no hay conexión con el lenguaje, solo ruido blanco y un viento del lejano oeste. Pienso que leer las obras completas de Belén será una hermosa manera de volver a hablar. Como un manual de lectoescritura que usábamos en la escuela primaria. A los paisajes áridos de mi mente incorporaré sus palabras, abstracciones y formas. El cielo será “celeste limpio, como el monitor de una computadora”, el lunes “un sol aguachento, de mayo, en junio”. El día se apagará “como un fuego de guerra, herido” y nos señalará “la belleza de lo que termina”. Me dejaré acompañar por la musicalidad de sus poemas que son como una pieza de piano, a dos manos: la melodía es diáfana, amable, liviana pero si escuchamos con más atención, un bajo, apenas audible, “te va pegando piñas despacito” como dice Oscar Conde.
Sus poemas tienen la generosidad de dejar espacios y puertas abiertas. Como en el I Ching que con sus abstracción nos permite completar nuestro paisaje. Un texto que se hace de a dos. Belén tira palabras como flechas y luego se corre del camino, se esconde en el bosque o se va a otro lado. Dejándonos una vista extensa, haciéndonos lugar. Como en un despojo habla y a medida que lo hace se quita velos.
Podría ser una Lao Tsé que viaja por Uruguay, el Litoral, Noruega pero también se enamora y se lastima y a veces vive apilada en un edificio. Paisajes áridos, bosques, pistas de patinaje naturales, casas iluminadas como borlas navideñas conviven con una vereda con los restos de un asado de obra, orquestas de cemento y cal y un invierno que no se siente.
Como dice Grinberg en el prólogo de “Todos los bosques”: “Los adioses se imponen como avalanchas, pero sin heridas aparentes, apenas una tímida melancolía”.
Apenas una tímida melancolía. No escribe en la inmediatez, cuando las heridas queman, espera unos minutitos para que todo cobre nuevos sentidos. Realiza una danza muda con el tiempo. Todos tenemos heridas que duelen pero no todos las percibimos como piedras que sacamos de nuestro pecho quebrando la calma del río o nos sentimos “melancólicos, como una ciudad balnearia en temporada baja”. En esa espera hay también mucho humor, en el sentido de no tomarse nunca muy en serio y poder decir “tu manera de adorarme es como comer fideos con aceite todos los días, todos los días todos los días” o sentir que ya no hay nada que perder por lo que bien podría uno subirse a un barco en altamar a limpiar pescado para juntar plata y subirse a otro barco en altamar para seguir limpiando pescado.

Mudanzas:
“Frágil/ es raro escribir / en una caja/ mi nombre artístico”.
Estos poemas son también como pequeños objetos rescatados de una mudanza. Lo que se puede conservar de la inmensidad que es el pasado y la infancia. La casa de los primeros  veranos a punto de desmoronarse, las casas como frágiles sucesiones de abuelo a padre a hijos, la hiedra devorando la casa familiar. La vida pasa, incesante, las casas juntan polvillo, se desordenan, la ropa se ensucia, siempre hay una urgencia estúpida que nos desconcentra. Ahí donde uno podría abrumarse B sabe que no puede agarrar la estancia donde veraneaba y llevársela a su casa porque pronto se derrumbará, como el Albergue Warnes. Entonces junta amuletos, piedras, dibuja con palabras los tanques australianos y las luciérnagas en frasquitos  de la niñez y el atardecer a un costado de la ruta de un amor de verano. Pequeños tesoros como ayuda memoria, una síntesis de lo que vale conservar para seguir adelante.

Ser la maleza. Así se titula el prólogo que escribí para "Frío y seco, Pampero", su último poemario. La frase viene del poema "Yuyito del camino": "Todas las plantas/enlazadas/a la vía del tren/abrazadas/con fe y desesperación/a una barra de metal gastado/crecen como una maleza/libres, verdaderas".
Crecer como maleza, libre y verdadera. También en ese libro leemos, al inicio: creo en lo que no se ve y más adelante: El silencio también es movimiento. Y es una declaración de principios: la maleza, lo invisible, el silencio. Somos una generación atravesada por la revolución tecnológica de las computadoras e internet. No nacimos con ella como tantos otros, nos pasó por el medio. Tenemos redes sociales y usamos whatsapp para avisar lo obvio y a la vez recordamos que antes no nos avisábamos todo todo el tiempo y tal vez sí teníamos la concentración necesaria para leer novelas como "Lolita". En medio de esta vorágine las redes sociales nos hacen creer que la obra es estar ahí,  actualizarse, contar las novedades al otro que devino potencial fan o comprador. Estamos todo el tiempo limpiando la casa y las visitas nunca llegan y al final nunca habitamos la casa. El trabajo dedicado al autobombo va de a poco desplazando a la vida y a la obra y hay que hacer mucha fuerza para no caer en tamaña confusión, y entonces libros como los de Belén, personas como Belén, son un bálsamo, pequeñas pistas de las que agarrarse.

Cierro con algo de lo que escribí en el prólogo:
Para hablar desde el propio planeta (lenguaje, universo, mundo) hay que quedar en silencio y dejarse llevar, entender que los tiempos de creación son distintos a los de producción. Bancarse vivir en un tiempo/espacio paralelo al ordinario, saber que no se va a estar en la cresta de la ola, no se va a estar nunca al día, con la vigencia rabiosa del post actualizado. En el silencio hay movimiento. Habrá que refugiarse en la montaña y cuando sintamos que hay algo para compartir, bajaremos al pueblo y nos reuniremos con los demás en forma de libro, poema, canción, ofrenda o alimento.

Y en esa suerte de invisibilidad seremos libres para obrar y amar. Como la maleza junto a las vías del tren, como una calle desolada de Saavedra, como eso que no se ve pero sospechamos, tiene mirada, como ese beso que se da en medio de la noche para seguir durmiendo.


            
Texto leído en San Telmo, el sábado 12 de mayo de 2018

lunes, 30 de abril de 2018

nada te ata a leer la novedad

este fin de semana largo me permitió reencontrarme con una parte de mí que hacía mucho que no visitaba, creo que desde el 2006, cuando cursaba un seminario de cine por la noche en el Rojas, y veía una película por día. volví a transitar esa sensación tan placentera de ver cine y querer ver más y más, de meterme en las historias, en los ambientes, en los personajes, y vivir con ellos por un rato esas situaciones. una de las películas ya la había visto, pero había pasado tanto tiempo, que pude disfrutarla nuevamente y encontrar otros rincones en los que antes no había reposado.




"El silencio de Lorna" (Jean Pier y Luc Dardenne, Béligica, 2008)



"Nueces para el amor" (Alberto Lecchi, Argentina, 2000)




"Señora de nadie" (María Luisa Bemberg, Argentina, 1982)





se viene la presentación


lunes, 2 de abril de 2018

PREVENTA


21x14cm // 168 páginas // isbn ISBN: 978-987-42-7480-9
30% de descuento ($200) hasta 30/4 por mercado pago en este link: http://mpago.la/ycjh. Disponible a partir de ese día. Pueden retirarlo en la presentación: 12/5 en Gorlami (San Telmo) o en alguna de las ferias en las que participa la editorial. Envío a cargo del comprador.
Consultas a lacarretillaroja@gmail.com


viernes, 16 de marzo de 2018

esto se está materializando


por La Carretilla Roja Ediciones, este abril

en mayo la presentación

el arte de tapa es de Andrei Fernández


sábado, 10 de marzo de 2018

*Escribir
No escribir como un sujeto que observa y describe (exterior), sino como un sujeto que vive la experiencia, la transita y la comparte desde ahí (interior).

*Intimidad de verano
Algo de la intimidad forzada y efímera entre los turistas y los lugareños. Una intimidad de las costumbres, los hechos cotidianos -como comer, por ejemplo, o dormir la siesta- y los cuerpos. Verse casi desnudos en la playa, mirarse, sentirse atraídos tal vez. Y después, en la mayoría de los casos, no volver a verse más.

viernes, 2 de marzo de 2018

"Por eso yo digo que la Historia es importante, muy importante. Hay que escribirla en un libro y la tienen que estudiar los chicos en las escuelas.
Así es que los chicos la deberían estudiar, porque así están sabiendo. Porque lo que siempre se les enseña es la historia de los otros, no la nuestra; se les enseña inglés, pero menos nuestro idioma.
Por eso yo digo que la Historia es orientadora, es como un mapa: uno lo ve y enseguida se orienta.
Nosotros, los tobas, tenemos que pedir directamente al gobierno lo que nos pertenece. Por eso es lindo conocer la Historia; hay que saber para poder defender lo que nos pertenece, porque nos pertenecen estas tierras y el gobierno nos las tiene que entregar."
Relato de José Toledo, en "Un peyak danzando en el viento. Memoria del cacique Taikolik" (Lucha del pueblo toba del Pilcomayo 1843-1917)

domingo, 25 de febrero de 2018

Otras formas de Pampero


De Andrei Fernández, Tucumán

Kosovo

Me cuesta ver de lejos
de cerca

prefiero leer
no quiero que
ordenes tu casa
ni que hagas tu cama
si la voy a deshacer
la liberación real viene de
una compresión mayor,
me dijo, y se puso a mirar
la pared blanca sentado en loto,
pero no eras vos.
Vos estás cansado y casi sin batería
sin luz
en-re-ve-sa-do
y quién dice que ahí hay una verdad
¿estás cansado?
¿estás mareado?
¿estás?
Dormite y amanecé
abrazado a mí.

Me gusta Kosovo,
no me gusta Berlín.
Si no hay música, yo te canto.
El silencio también es
una canción
llena de ruiditos
dibujados en el aire
y de pájaros negros.

El tiempo es
el proceso de evolución
de las cosas.
Esperamos tanto tiempo,
dijiste.
Pero el tiempo es una serpiente,
el tiempo es una distancia.

Mientras tanto, sos un halo de misterio
que camina sigiloso por los tejados
de La Paternal
un gato huidizo
que me mira y se va
siempre se va.

Escribo y escribo y escribo,
pongo el cuerpo
por encima de las palabras.
Pero me falta el tuyo fosforescente.

sábado, 24 de febrero de 2018

miércoles, 14 de febrero de 2018

Viaje

Que lo aprendido
en este tiempo
me acompañe
por el resto 
de mi vida.

Que me sea dado
comprender
lo aprendido
en este tiempo.


Santa Rosa, Uruguay, 14 de febrero de 2018

domingo, 11 de febrero de 2018

"Apuntes para un aprendizaje del arte", Diana Aisenberg

Algunas preguntas que respondí:


1) ¿A cuántos días estás de morirte?
Ni idea.

2) ¿Adónde te gustaría viajar?
A India.

3) ¿A qué colegio fuiste?
A Nuestra Señora del Sagrado Corazón, de Belgrano R.

4) ¿A qué hora te levantás?
Los días de semana, a las 6 de la mañana.
Los fines de semana, cuando me avisa el cuerpo.

5) ¿A qué jugabas de chica?
En Ushuaia, con palitos, piedras y brea en el bosque.
En Buenos Aires, al supermercado (quería ser cajera).

6) ¿A qué le rendís culto?
A la naturaleza, a Dios.

7) ¿A qué le tenés miedo?

A la violencia.

8) ¿A qué sos adicta?
Al mate.

9) ¿A quién entrevistarías?
Me hubiera gustado entrevistar a Spinetta.

10) ¿A quién le interesa lo que a vos te interesa?

A los espíritus sensibles que buscan y aman la verdad.

11) ¿A quién nunca le harías daño?
A nadie.

12) ¿A quién escuchás?
Al canto de las aves.

13) ¿Adónde viajaste la última vez?
Al Fortín de Santa Rosa, en Uruguay.

14) ¿Ahora qué pasa?
Llueve, estoy al lado de un fuego y acabo de conocer providencialmente a una pareja de instructores de kundalini que entraron a hospedarse adonde estoy.

15) ¿Alguna obra que te gustó dejó de gustarte?
Unas medio oscuras de Sábato, cuyo nombre no recuerdo. Estaban expuestas en Bellas Artes hace como diez años.

16) ¿Bailás sola en tu casa?
Poco.

17) ¿Cada cuánto te lavás las manos?
Cada vez que las siento sucias. Eso es muy seguido.

18) ¿Cada cuánto te mirás las manos?
Cada vez que escribo, cocino, cuido las plantas y cuando me pongo crema después de lavarme las manos. Eso es muy seguido.
Me gustan mucho mis manos.

19) ¿Caminar por la cuidad o mirar por el piso 35?
Caminar por la ciudad.

20) ¿Ciudad o campo?
Los dos.

21) ¿Cómo curás tus dolores?
Con homeopatía, medicina antroposófica, osteopatía, música y amor.

22) ¿Cómo decidís tu corte de pelo?

Como lo siento.

23) ¿Cómo decidiste ser artista?
No lo decidí. Escribir es naturalmente mi lenguaje desde los 10 años de edad. No conozco otro. No puedo dejarlo. Me ahogo sin él.

24) ¿Cómo puede el arte salvar a la Humanidad?
Siendo honesto.

25) ¿Cómo elegís hacia dónde dirigirte?

Escucho lo que dice mi alma. Les presto atención a mis sueños e intento entenderlos. Sigo el camino que tiene corazón.

A la montaña no tengo que subir sola

Pocas cosas
me ha enseñado
mi padre,
pero no por escuetas
menos valiosas.

Que a la montaña
no tengo que subir sola
que la montaña
debo bajarla de costado.

Me enseñó análisis matemático
y así aprobé primer año
en la facultad de ingeniería.

Yo sólo quería enseñarle
que si él me enseñaba
iba a poder hacerlo,
pese a haberme graduado
en un colegio de Humanidades.
Y de ser mujer.
De ser mujer.

De niña, me llevó al campo,
era un invierno fatal,
a la tierra
adonde habían llegado
de Italia los Iannuzzi,
que tuvieron mucho
y después nada
y después mucho,
y así.

Y como un Napolén
con botas de goma Pampero
embarradas hasta las rodillas
trazó los límites de su territorio
con los ojos
me enseñó el silencio de la tristeza
y la austeridad más extrema.
Y que si entre hermanos se pelean
los devoran los de afuera.
Y entonces vi cómo los devoraban
aves carroñeras a ellos.

No supo enseñarme el amor
más que de maneras torpes,
casi órdenes eran.

"Te envío deseos
de pronta mejoría",
me dejó escrito una vez
en una esquelita
en la cocina de mi casa.

Mi padre, un soldado del siglo XVIII
al que aún no puedo perdonar.

Maneras torpes del amor
que a mis casi 40 años
copio como una alumna ejemplar
con caligrafía perfecta.

¿Sabrá mi padre que
escucho a Spinetta, a Charly,
a Violeta Parra?

¿Entenderá cuando Pappo canta
"Adónde está la libertad
no dejo nunca de pensar"?

¿Imaginará mi padre que
lo perdonaron todos los hombres
bohemios
marxistas
hippies
artistas
peronistas
judíos
que me amaron y que
no supe corresponder?

¿Qué será de mi padre hoy?




Fortín de Santa Rosa, Uruguay, febrero de 2018

miércoles, 7 de febrero de 2018

En el cielo del chaco vi

dibujos que ahora
intento descifrar
en mis sueños.

Cualquier lugar es
el territorio.

Las personas se parecen
a los paisajes
que las habitan.

Viajás, viajás, viajás,
y en todos lados
estás vos.

Y ése es
el aprendizaje.


Fortín de Santa Rosa, Uruguay, febrero de 2018

sábado, 27 de enero de 2018

Tierra que anda

No existe la armonía con la naturaleza.
No existe la separación de la naturaleza.

La vida corre por tus venas atropelladamente.

La naturaleza está controlando tu ritmo cardíaco
y la amplitud de tus pulmones,

está dirigiendo y verificando cada pequeño detalle
de la sinapsis de tus células nerviosas, está elaborando
el semen caliente para que des más vida.

En realidad, la naturaleza te usa para seguir la vida,

y no hay nada en vos que esté separado de las hojas del
aromo y de la espuma del mar.

Todo lo que sos es la vida buscándose, creando formas

y cambiando.

Hasta tus pequeños temblores neuróticos son una

expresión de la explosión de la vida,
tus miedos y tus alegrías, tus recuerdos
y tu querida personalidad van a desaparecer digeridos
por los gusanos cuando te conviertan en humus para las
plantas.
Y vuelvas en sus hojas a tomar el sol del planeta.

Somos tierra que anda, decía Atahualpa.


Pipo Lernoud, en "Sin tiempo, sin memoria" (2006)

martes, 23 de enero de 2018