lunes, 24 de abril de 2017

Lluvia de otoño

Durante la Semana Santa
iría a meditar
con un grupo de monjes zen
a las sierras cordobesas.

Pero en cambio
tuve una crisis
profunda y existencial
que se expresó
de la siguiente manera: 
yo, debajo de la lluvia tibia del otoño,
rodeada de las plantas del patio,
luego de discutir fuertemente con mi madre
acerca de profundos y existenciales
asuntos de la familia.

Recuerdo que lloraba y decía:
"Quiero irme con mis abuelos,

quiero irme a vivir con mis abuelos."
Mi madre: "Tus abuelos 

están muy lejos de acá,
hace mucho tiempo se fueron".

La lluvia tibia, un calmante,

dormir como una piedra
arrojada con violencia
a un río frío protector.

Ayer por la tarde
apliqué con brevedad

el método Marie Kondo
a una caja de madera
colmada de chucherías.
Me encontré con una foto de mi abuelo:
en mi comunión, de traje, radiante,

me abrazaba con amor
mientras guiñaba un ojo.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario