viernes, 18 de diciembre de 2015

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Artemisia (Colegiales): es el lugar más rico y agradable en donde comí durante el año. El plato que elegí se llamaba "Gracias, Paraguay". Yo también quiero decir "Gracias, Paraguay". Fui con mi mamá, que pidió salmón y sintió ganas de aplaudir a la cocinera.

El Puentecito (Barracas): tan melancólico, tan triste, tan resistente, donde Buenos Aires empieza o termina. Bodegón cuchillero o algo así. Fueron ricas las pastas. Me gusta que lo atiendan mozos verdaderamente gastronómicos.

La Flor de Barracas
(y sí, Barracas): hermosa la esquina, hermosa la remodelación, muy simpáticos los nuevos dueños. pero la comida tan pretenciosa y sosa. Parece un restaurante de Palermo Bobo.

Gran Dabbang (Palermo): es definitivamente el peor lugar en el que comí en mi vida. Los mozos son agresivos y maleducados, el espacio es minúsculo, la comida no es india sino algo que se le ocurrió al cocinero que debe haber viajado a la India y flasheó. Creo que es el ejemplo más claro de "hype".

Delhi Masala (San Telmo): delicioso, abundante, colorido, limpio. Acá sí comí de verdad comida india. Y no sólo eso: ¡hasta doggy bag!

Las Damas (Chacarita): qué lugar luminoso, alegre, relajado. La dueña va y viene, tranquila y lánguida como su vestido suelto con estampas. Para sentarse en una mesa en la esquina, afuera, debajo de un árbol y conversar una madrugada de verano. Mi amiga Amanda dice que es un poco caro, pero no llegué a ver los precios de la carta.


Hierbabuena (San Telmo): la situación fue: almorzando con mi amigo El Niño una tarde de sol de invierno en la vereda. No cualquier vereda: mi vereda preferida de todo Buenos Aires, avenida Caseros al 400; no conozco lugar más hermoso en la ciudad. La comida está bien, es rica y abundante. La limonada con hierbabuena es un sabor que queda como recuerdo para toda la vida. Eso sí: el mozo nuestroamericano qué lento, qué colgado, qué cool, andá a estudiar cine a la FUC que queda cerca.

La Orquídea (Almagro): me gustaba tanto este bar, primero porque en una época estaba abierto las 24 horas, después por sus paredes de madera, sus arañas con caireles de cristal, su aire tanguero. Bueno, todo eso quedó en el pasado. Qué lástima que esté tan venido a menos: hay un solo mozo, pedí un tostado de queso que más que queso parecía chicle, el baño sucio, etc etc etc. La decadence.

Ribera Sur (La Boca): mugroso y ruidoso, así te quiero siempre, barcito bostero. Creo que comí una porción de pizza por la que caminaban cucarachas. Aún así se llena de turistas. Aún así volvería. Sobre todo por la anécdota.

Bardot (Boedo): por suerte éste no se vino abajo como La Orquídea. Por suerte se ven lustrosos sus pisos en damero, y lleno de gente conversando un sábado a la noche, una picada, una cerveza fría y una foto para el perfil de Facebook.

Gala Bistrot (Villa Urquiza): fui dos veces este año y las dos veces comí excelente. La comida es fresca y original aunque los platos son medio pequeñitos, el lugar es muy agradable, las mozas también. Es un poco caro, sobre todo para este barrio. PD. Mi restaurante francés preferido de la vida sigue siendo Petanque.

Pan y Arte (Boedo): es lindo para tomar un vino y comer unas pasas y nueces en la vereda una noche de calor. O así quedó en mi recuerdo. Y así quiero dejarlo.


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