jueves, 6 de agosto de 2015

un lugar

más de viente (¡veinte!) años después, volví a ver esta película y volví a fascinarme, tener ideales y esas cosas.





esta tarde murió Juana Bignozzi. ahora es de noche y llueve y no puedo dejar de pensar en los muertos. "los muertos se mojan cuando llueve", es la idea que gira y gira dentro de mi cabeza. hace menos de una semana se murió mi cálido y silencioso tío Norberto. también llovía y pensé "se va a mojar". los antropósofos dirían que estos días son los más importantes para ayudar a esos espíritus a volver a la luz, junto a su tribu de espíritus, su familia, la parte de ella que ya regresó. me gusta pensar la vida como una fuerza que se impone. una fuerza de la que vemos sólo un lado. mi gusta pensar la vida como un misterio. y confiar. 


He decidido quedarme indefinidamente
existe este dolor suave casi cansancio
yo repito tu nombre como quien dice
tengo sed o es muy tarde
nada se rompe nada se detiene
los que mueren los que se preparan a morir
las cosas que no fueron dichas en su momento
los infinitos caminos del dolor
la resignación que se instala en la vida de los que amo.
Cuando me ahogo
recorro acompasadamente
algunos de los infinitos caminos que llevan a la locura
mi vida a través de él mi vida sin él
mi vida cercada por los que amo.
Juana Bignozzi

miércoles, 5 de agosto de 2015

"El almuerzo de cada uno depende de su salario semanal. Los que cobran quince dólares se compran un almuerzo seco, empaquetado, por un nickel (cinco centavos) y lo devoran con todo el ímpetu juvenil.
Los que cobran treinta y cinco dólares van a una enorme taberna mecanizada, meten cinco centavos, pulsan un botón, y una ración exacta de café cae en la taza; dos o tres nickels más abren una puertita de sándwiches en unas estanterías gigantescas repletas de comida.
Los que cobran sesenta dólares comen crepes grises con dulce y huevos fritos en las innumerables cafeterías Childs, tan blancas como un baño, propiedad de Rockefeller.
Los que ganan cien dólares o más van a restaurantes de todos los orígenes (chinos, rusos, asirios, franceses, hindúes) menos a los estadounidenses, con su comida desabrida que provoca gastritis y su carne en conserva de Armour, que data prácticamente de la Guerra de la Independencia.
Los que cobran cien dólares comen despacio (no les importa llegar tarde al trabajo), y una vez que se van dejan bajo la mesa botellas de whisky de ochenta grados (es el que trajeron para acompañar la comida): otro envase, de cristal o de oro, achatado y curvado para ajustarse a la forma de la cadera, se guarda en el bolsillo trasero, como un arma de amor y amistad, igual que el Colt mexicano.
¿Cómo comen los obreros? Los obreros comen mal."

"Mi descubrimiento de América", Vladimir Maiakovsvi (1925)

martes, 4 de agosto de 2015

la quinta

(cuando no puedo escribir, siento algo que me presiona o me atraviesa alguna parte del cuerpo. no es una imagen exagerada de poeta victoriana, es una sensación vívida, por ejemplo, ahora, en el lado izquierdo de mi tórax.)

durante sus años de esplendor, la quinta tenía caseros y cinco perros ovejeros alemanes, una cancha de tenis mantenida semanalmente, un profesor, un jardín de invierno, un piano eléctrico vertical, una biblioteca con novelitas de verano, una colección de rosas y camelias. las navidades, tan suaves y frescas. los eneros hiperinflacionarios y largos, menos sofocantes gracias a las brazadas en la parte honda de la pileta. mi tía Haydée bordaba mientras miraba películas policiales, mis primos más grandes escuchaban The Cure en las casitas de afuera. un caserón, un jardín, la escenografía de la historia de vida de una familia. los casamientos, los bautismos, los cumpleaños, las fiestas en la mesa de madera larga del comedor, porque no importaba lo que la quinta tenía, sino lo que la quinta era: pasto mojado con pies descalzos, almohadón mullido, jazmines, comida, útero, familia. ¿habrá pensado mi tío Norberto que mirando ese parque se iba a morir, rodeado de sus hijos y sus hermanos? ¿habrá pensando mi primo Joaquín que en ese living celebraríamos una misa para recordarlo? no es golpe bajo pero ahora la quinta tiene el pasto crecido, las ventanas rotas, los empapelados gastados. hay dos perros grandes de raza, pero ya no sé los nombres. no veo las flores, veo murciélagos recortados sobre los pinos del fondo. si cierro los ojos y hago silencio, escucho el murmullo de mi abuela en la cocina, mi abuelo fuma con los hombres en el borde de la pileta, alguien corta madera para un asado, chocan copas, los chicos se hamacan en las sillas de tela de toldo a rayas blancas y verdes, se abre el portón, las ruedas de un auto comen las piedritas del camino de entrada. se escuchan risas. es verano. 

domingo, 2 de agosto de 2015

Al abrir la página web
no te olvides de llevar una hoja de papel
que te servirá de amuleto.

Shin Dal-Ja (Corea, siglo XXI)